El presidente de la Confederación de Asociaciones Empresariales de Burgos (FAE), Miguel Ángel Benavente, ha valorado esta mañana en rueda de prensa las consecuencias para las empresas burgalesas del apagón que afectó ayer a la península ibérica, y ha querido comenzar su intervención reconociendo «el comportamiento ejemplar del tejido social y empresarial burgalés», que reaccionó «con rapidez, serenidad y responsabilidad» para minimizar daños y garantizar la seguridad de trabajadores e instalaciones.
La patronal ha querido extender este reconocimiento también a los trabajadores, «que supieron adaptarse con profesionalidad, paciencia y compromiso», y a la ciudadanía en general, cuyo «civismo y colaboración» ayudaron a gestionar una jornada que calificaron como «compleja en todos los niveles».
Aunque aún es pronto para realizar una valoración económica precisa, FAE estima que las pérdidas sufridas por las empresas burgalesas podrían oscilar entre los 45 y 50 millones de euros. Según ha explicado el presidente, las consecuencias del apagón no se limitan a las horas sin suministro, sino que se prolongarán durante días en forma de retrasos en entregas, interrupciones de procesos productivos y pérdida de turnos de trabajo. Algunas compañías se han visto obligadas a desechar materia prima —especialmente en industrias alimentarias y farmacéuticas— y otras han sufrido daños en maquinaria delicada o han comprometido plazos con clientes tanto nacionales como internacionales.
FAE ha señalado que las empresas de almacenamiento logístico, en especial las que operan con productos congelados, se enfrentan a las mayores dificultades. La mayoría de estas instalaciones carecen de grupos electrógenos capaces de mantener temperaturas bajo cero, lo que ha obligado a cerrar completamente cámaras y congeladores para conservar el frío el máximo tiempo posible. También se han detectado problemas generalizados en la operativa de carga: la falta de energía afectó tanto a los muelles como a las carretillas elevadoras, impidiendo la expedición de mercancías.
Otra de las consecuencias destacadas ha sido la interrupción del tráfico ferroviario de mercancías en el Puerto Seco de Burgos. Aunque no se preveía la llegada de trenes el lunes, para el martes y miércoles estaban programadas tres operaciones que no podrán llevarse a cabo. La prioridad dada al transporte de pasajeros en líneas compartidas ha desplazado la actividad logística, generando demoras que podrían extenderse más allá del puente del 1 de mayo. FAE ha aprovechado para reclamar, una vez más, la reapertura de la línea directa Madrid–Burgos para mercancías, como vía esencial para descongestionar corredores y garantizar el abastecimiento de plataformas logísticas clave.
La patronal ha anunciado el lanzamiento de una encuesta dirigida a las empresas burgalesas para recopilar información precisa sobre el impacto del apagón, con el fin de trasladar estos datos a las administraciones y operadores eléctricos. Asimismo, FAE recuerda a las empresas que deben presentar sus reclamaciones a las distribuidoras eléctricas responsables de su zona y ofrece asesoramiento y acompañamiento, especialmente para pymes que no cuentan con recursos jurídicos o técnicos propios.
En cuanto a las exigencias, el presidente de FAE ha sido claro: se reclama claridad y celeridad en la identificación de las causas del apagón, una evaluación de responsabilidades por parte de los operadores eléctricos, y la revisión urgente de los protocolos de contingencia para evitar que situaciones como esta se repitan.
“Burgos es una provincia industrialmente fuerte y resiliente”, ha subrayado el presidente de FAE, “pero incidentes como el vivido demuestran que necesitamos con urgencia una red eléctrica más robusta y segura, acorde con la importancia estratégica de nuestro tejido productivo”. Desde la patronal se comprometen a seguir trabajando para defender los intereses de las empresas burgalesas y a informar puntualmente conforme se disponga de nuevos datos sobre las consecuencias y responsabilidades derivadas del apagón.